25/10/08

Memorial del día [Al-Nāsir Salāh ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb]

Una de las frases que más puede emocionar es la que pronuncio el general Henri Gouraud, alto comisionado francés en Damasco, delante de la tumba de Saladino "Saladino, ya volvimos".
Y es que no es para menos. Uno de los personajes más importantes de la historia de la lucha por la fe. Pocos aquí en Europa sabemos de su historia hasta que dejamos las horas leyendo sobre sus hazañas, entre otras cosas debido a nuestra educación católica.
Duro enemigo, bravo guerrero y mejor negociador. Ese era Saladino.

Nacido en 1138 en Tikrit, de origen kurdo, llegó a ser Sultán de Egipto, Siria, Palestina, Arabia Saudí, Yemen, Libia y Mesopotámia.

Unificó todas las doctrinas Musulmanas de Oriente Próximo bajo la doctrina del Califato Abásida.

Gran vencedor de la batalla de los cuernos de Hattin, el sólo consiguió para la causa Islámica la conquista de Jerusalén (Perdida ante la causa cristiana en el 1099) y derribo los esfuerzos de la tercera cruzada.

Mucho se ha tratado de desprestigiar su figura, con la imagen del propio Saladino acostándose con el indefinido Ricardo I (Corazón de León).

Como todos los grandes gobernantes, cuando su pueblo puede caer en desdicha por la falta de fuerza, comienza su lucha por adquirir el gobierno.
En 1174 tras la muerte de Nur al-Din, Sultán de Siria, sus dominios deberían pasar a su hijo as-Salih Ismail al-Malik. Sin embargo el heredero era un niño, que tardaría años en controlar e imponerse en Siria, lo que hizo que muchos gobernantes trataran de aprovechar la situación, entre ellos, Saladino.

El gobernador de Egipto (Saladino) ocupó Damasco, y con ello Siria del Sur, bajo la excusa de asegurar estas tierras a su legítimo dueño ante la amenaza del Reino de Jerusalén. Sin embargo, practicó una política hostil a as-Salih Ismail al-Malik, arrebatándole una a una las plazas del norte hasta que solo le quedó Alepo.

Así adquirió todo el poder del Sultanado de Siria dedicándose a la unificación de los pueblos del medio Oriente y a la lucha contra el invasor Cristiano.

Llegó a establecer un pacto de casamiento entre la hermana de Ricardo I de Inglaterra y su propio hermano, que se rompió al no querer casarse la hermana de Ricardo con un musulmán.

Tras la marcha de Ricardo por problemas en su país, se establecieron pactos de pacificación de todos los caminos de caravanas en tierra santa.

en Damasco y fue enterrado en un mausoleo en el exterior de la Mezquita Omeya de Damasco. El emperador alemán Guillermo II donó un sarcófago en mármol, en el que sin embargo no descansa su cuerpo. En su tumba se exhiben el original, de madera, en el que está el cuerpo, y el de mármol, vacío.

Le sucedió su hijo Al-Afdal en el trono de Siria, dando comienzo así a la dinastía ayubí.




Si hay algún personaje que se pueda asociar al concepto Artúrico de caballerosidad, ese era Saladino, por su compresión y respeto a los pactos.


Sin duda un mito digno de recordar.

1 comentario:

Raúl dijo...

Sí, sí, sííííííí.... ya han vuelto los memoriales, yujuuuuu, si es que nos tenías abandonados.

Y encima has vuelto con Saladino, gran personaje que se entregó en cuerpo y alma a defender los ideales que tenía, de ahí que cuando murió lo hizo dejando apenas una monedas para sus herederos, ya que todo lo que tenía lo invertió en su lucha contra los cristianos.